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HISTORIA

Los inicios de la ganadería en Magallanes se remontan a fines del siglo XIX, cuando el gobernador Diego Dublé Almeyda junto con un grupo de emprendedores regionales  trajeron el primer grupo de ovejas desde las Islas Falklands con el fin de probar suerte en tierras chilenas

Luego de la exitosa introducción de los primeros ovinos en la región, la ganadería surgió como una oportunidad dorada. Las extensas praderas de la zona facilitaron que esta industria creciera exponencialmente desde fines del siglo XIX, consolidándose como el motor económico regional por muchos años. 

Entre 1880 y 1920 Magallanes experimentó una significativa transformación económica. Punta Arenas se convirtió en la capital de un vasto y pujante territorio y la economía comenzó a moverse al ritmo de las exportaciones de lana y subproductos del ovino, que se tradujeron en grandes inversiones en infraestructura productiva y comercial.

En un inicio, la ganadería de la región se organizó a través del modelo de grandes estancias, que atrajeron a cientos de inmigrantes europeos y chilotes hacia las labores del campo. La actividad ovejera estaba  enfocada casi exclusivamente en la producción de lana, cuya calidad y limpieza destacaban a nivel mundial. Esto hacía de la esquila la actividad màs relevante del año y del transporte de lana uno de los mayores desafíos. El transporte de la lana se hacía en carretas hasta los puertos para ser exportada a Europa, para luego ir modernizándose hasta el uso de camiones y vehículos motorizados 

Paralelamente se fue creando también un desarrollo industrial ligado al aprovechamiento de las carnes. En las primeras décadas del desarrollo ganadero se construyeron múltiples graserías que exportaban manteca a Europa y Chile central. Luego, con el avance de la tecnología en refrigeración, irrumpieron las plantas faenadoras de carne ovina, agregando valor al producto cárnico y generando un gran impulso a la economía regional, abriendo nuevos mercados para el producto cárnico regional, a través de una mejora sustancial en la calidad y especialización de sus productos y el cumplimiento de los exigentes procesos de producción internacionales.

Hoy en día los desafíos son cada vez más altos. La industria ganadera regional no se ha quedado atrás, y enfocada tanto en el negocio lanero como en el cárnico, ha invertido  en tecnología, maquinaria, riego, genética, capacitación, mejora de praderas e infraestructura,  tanto en el campo como en las plantas procesadoras de lana y  faenadoras de carne. Esto con el fin de  generar un manejo del recurso natural más sustentable, animales más sanos, un aumento de la productividad, mayor calidad del producto final, mejores retornos económicos, adaptación a nuevos requerimientos del mercado, acceso al mercado exportador, mayor competitividad y mayor especialización.

Esto implica mejoras constantes en  las praderas y su utilización consciente y sustentable; fomentar las buenas prácticas ganaderas en los procesos productivos desde la marca, baño, esquila, transporte, y faena, velar por la bioseguridad, y promover las ventajas competitivas en la Patagonia Austral. 

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